En esto post me atrevo a hacer un
llamamiento a todos aquellos miembros del personal sanitario que tratan a las
embarazadas primerizas como si hubieran pasado mil veces por eso y que no
tienen tacto, ni siquiera, para decirle que se destapen la barriga con cariño.
Hago referencia a mis propias
experiencias personales, de las cuales, tanto Husband ten como yo, hemos aprendido mucho (sobre todo a escuchar la
mitad de la mitad, y hacer caso lo justo, ¡porque vaya telita!).
Primero, quiero mencionar que los silencios
al ver una ecografía con el fin de resultar profesionales, son incómodos, que digo
incómodos… angustiosos, generan ansiedad a la pareja que está allí “ojiplática”
viendo en blanco y negro lo que parece que será su futuro bebé (con toda la
ilusión que eso conlleva, claro). Y en la espera de un simple: -¡enhorabuena!, ¡qué bien!, ¡cómo se mueve!-, nos encontramos con un señor o señora que nos trastoca la
barriga y no nos dice ni mú. Solo mira, mide y mira con rostro hierático.
Dicen que es por no arriesgarse a
decir que todo va bien si es que algo no fuera así, pero digo yo, que qué les
costará mostrar un gesto de alegría, al menos, para calmar los nervios de la
pareja que se enfrenta por primera (segunda o tercera) vez a la frialdad de una
sala de hospital con ecógrafos (por no decir lo frío que está el gel que te
untan en la barriga con menos gracia que qué, pero eso es otro tema).
Y ya, si vas a hacerte alguna prueba
tipo ecocardio (se trata de una ecografía para ver el grosor del tabique del
corazón de nuestro/a pequeño/a), es decir, una prueba que ya de por sí agobia,
pues este silencio es directamente matador. Y si encima se interrumpe para
decir la mítica frase de:
- Tiene la cabeza muy redonda-.
- ¿¿¿¿Cómooooo????? ¿Qué quieres decir con
eso? ¿¿¿¿¿Es bueno, es malo????, ¡¡¡¡¡Responde maldito hjdfgdhgfhgdfhgfh¡¡¡¡
¡¡¡¡¡hjghjjkjjgjghk!!!!! -
Imaginaos nuestra cara…
Cómo también nos ocurrió que en otra
ecografía, (a ver os explico, como soy
Mamá Diabética pues me hacían controles cada dos semanas, además de las
tres ecografías que me corresponden en la S.S. y una ginecóloga privada
(esto era por nuestra cuenta) que también íbamos mensualmente)
Nuestra experiencia en las ecografías
son todo un grado, por lo tanto y sin lugar a dudas puedo decir que, la única
que nos trataba con cariño, se detenía y nos hablaba en todo momento de lo que
veía era la ginecóloga privada.
Una vez aclarado esto, seguimos con
las frases y momentos míticos de mi embarazo, como cuando viendo una ecografía
y debido (no sé si lo sabéis pero el líquido amniótico actúa de prisma, por eso
tiene un cálculo de error de 200 gr arriba o abajo). Nos dijeron:
- Vuestro
bebé está cogiendo peso demasiado rápido y probablemente será un bebé
macrosómico (lo que de toda la vida ha sido un niño grande, vamos), hija hay cosas que no se pueden controlar, y tú eres diabética, ya sabías que esto podía pasar.-
Os aseguro que dicho
en boca de todo un equipo multidisciplinar, mirándote como si te diera igual tu
bebé y te hubieras hinchado a pasteles (cuando diariamente me medía la glucemia
6 veces, me pinchaba insulina 4 veces y tuve la HG a 5.8., es decir, valores de
persona NO DIABÉTICA), es bastante agobiante, humillante y
ridículo.
Y ya lo último (lo bueno se hace
esperar), el mismo día del parto que acabó en cesárea, en el momento “dinámica
muy buena de contracciones” después de casi dos días atada a varios goteros y
sin poderme mover, nada más que, de la cama de la habitación a la cama de
paritorio, a H Ten y a mí, nos entró
la risa por un “gas” (si vamos, lo que viene siendo un pedo) que se me escapó, pero de estas risas que no puedes más y lloras y como sabes que no puedes hacer ruido más te ríes porque intentas no reírte.
Pues debido a esto, entró una enfermera que me vio secándome las lágrimas y me dijo:
- Tú no tienes porqué estar así sufriendo innecesariamente, te vamos a poner la "epi"- (Yo allí mirándola sin poder ni hablar y llamó corriendo a todo el protocolo para ponerme la epidural).
Así me vi, con
ese camisón “sexy” que te dan con la espalda descubierta y una doctora
poniéndome una aguja en ella. (Todo un momentazo, sin duda).
Por si cabía alguna duda, nuestro hijo nació en perfecto estado con un peso de 3.500 gr y 50 cm, para nada, un bebé macrosómico ni siquiera grande, sino tan normal.
Así que, queridos miembros del cuerpo
sanitario un poquito de por favor, que no cuesta tanto una sonrisa, una
palmadita o una palabra de ánimo que sirva para tranquilizar o simplemente
desestresar esos momentos que ya de por sí son fríos y poco amables. Estoy
segura de que todas esas madres y/o padres primerizos (secundizos, tercerizos, o
lo que sean) se lo van a agradecer. Háganlo por nosotros/as, prometemos no
quitaros profesionalidad con nuestras lágrimas de alegría y emoción. Y no
penséis que os estáis implicando emocionalmente con el/la paciente, con la
cantidad de gente que vemos durante un embarazo seguramente recordemos con más
cariño el momento y no a la persona (solo que os veremos como eso, una persona normal y no como un robot que no siente nada).
Solo hubo una frase que me dijo un amigo (que por cierto, es médico) que me tranquilizaba, y a la cual recurría en muchos momentos, ahí os la dejo para quien pueda servirle:
"lo normal es que vaya todo bien".
(y así fue).
¿Tuvisteis alguna frase o momento mítico en vuestro embarazo?¿Os han ocurrido situaciones parecidas a estas?
Publicar un comentario