Este es un post muy personal
que, aún a día de hoy me cuesta pensar para poder escribirlo, pero sé, que debo
compartirlo con vosotros/as para que entendáis muchos de los pensamientos e inquietudes que
rondaban mi cabeza al quedarme embarazada.
Hace tiempo escuché esta idea,
y me pareció muy bonita para poder poner palabras a los sentimientos tan
tristes que surgen cuando has tenido un aborto espontáneo.
La idea trata el término “bebé
estrella”, así es como se designa a los bebés que sólo vivieron en el seno de
su mamá pero no llegaron a terminar su gestación. Es una manera poética y
empática de hablar de estos casos tan tristes para los futuros padres y madres.
Me quedé embarazada muy pronto
y, en principio, todo iba desarrollándose con normalidad. Las semanas pasaban,
me hacían mis pruebas, (yo soy Mamá
Diabética, y por esta característica me incluyeron en un grupo de alto
riesgo, con lo cual, realizaron mi seguimiento con un equipo multidisciplinar y
me hacían ecografías cada dos semanas). Mis valores estaban mejor que nunca y
todo iba fenomenal. Yo ya empezaba a creérmelo y todo. Llegamos a la eco 12 y
todo fantástico, mi screening perfecto. Todo bien.
Pero de repente, estaba
trabajando y manché (una manchita rosácea, casi inapreciable) me asusté mucho,
mis compañeras de trabajo me consolaban y decían que no era nada, pero que
fuera al hospital para quedarme tranquila. Y así lo hice, con la mala suerte de
que el tráfico estaba cortado y no pude acceder a mi hospital de referencia con
lo que tuve que conducir hasta otro.
Al llegar, (estaba sola, mi
marido aún no había llegado debido al atasco), me preguntaron y me sentaron en
una silla de ruedas, los minutos se me hicieron interminables, y justo antes de
entrar en la consulta de ginecología, llegó H ten y me abrazó como pudo. Entramos y me hicieron un tacto,
sorprendidos porque no estaba ni manchando. Y pasaron a hacerme la eco. Un
silencio enorme acompañado de las palabras más duras que hasta entonces había
escuchado definieron la situación: esto es un aborto.
Me explicaron que me darían
unas pastillas para que, literalmente lo expulsara todo por mi misma. H Ten casi se desvaneció y yo estaba en
shok (y así me quedé varios días). Nada de lo que estaba pasando ni nos pertenecía ni era justo.
En el camino seguíamos en el atasco
y tuvimos que desviarnos, hasta que llegamos al hospital (nos volvieron a
preguntar y a hacer una eco (yo en lo más hondo, deseaba que se hubieran dejado
apagado el sonido y de repente se diesen cuenta y se escuchase el corazón, pero
no) y nos mandaron a casa porque mejor era hacerlo todo a la mañana siguiente.
Y allí estuvimos a esa hora (no
os cuento cómo pasamos esa noche). Al principio, me dieron una dosis oral y
vaginal y esperamos, después volvieron a repetirla porque mi cuerpo no
reaccionaba. Nos explicaron los riesgos del legrado (un ginecólogo, F, que en ese momento le habría dado un
puñetazo).Y al final a las 21:30 h h me intervinieron haciéndome un legrado. Os
digo, de corazón, que fue el único momento en el que pude descansar al fin.
Luego lo quedaba de mí lo días
posteriores, lo puedo definir con dos palabras: Estaba ROTA.
Tras muchos días sin entender
nada recuperándome físicamente (psicológica no) y mudanza. Poco a poco iba
viendo el final (pero todo el mundo me decía, no estarás bien hasta que te
vuelvas a quedar embarazada, y sí, es la verdad). En estos días me sirvió mucho
hablar con personas a las que les había ocurrido lo mismo y ahora estaban tan
felices con sus niños/as, porque además descubres que es algo más habitual de
lo que piensas, pero de lo que no se habla nada. Y Sobre todo el miedo que se
pasa es, a mi entender, debido al desconocimiento de lo que va a ocurrir a
partir de que te enteras.
Fuera deben quedar todas las
culpas, es algo que ocurre sin más. hagas lo que hagas. Eso sí el apoyo de la
pareja es fundamental y buscar la unión ante esto, es lo más beneficioso para
los dos aunque, a veces, resulta complicado entender cómo se siente el otro, ya
que cada uno es dueño de su dolor y sobre todo, de cómo expresarlo. En mi caso,
tuve la enorme suerte de que H ten,
se comportó como un campeón en intentaba hacerme reír con todo cuanto se le
ocurría, olvidándose de su propio desconsuelo.
Una vez que la pareja pasa el
tiempo necesario de duelo (y ya le dan luz verde), generalmente llega un punto
en el que vuelven las ganas de volver a quedarse embarazados. Este nuevo ser, llegará en
unas circunstancias especiales, a través de un embarazo lleno de ilusión pero
también de miedos y mucha angustia.
El término “bebé arco iris”
designa al bebé que nace después. Es el entendimiento de que lo bonito de
un arco iris amaina la ferocidad de la tormenta pasada.
Suele pasar, que el parto del “bebé
arco iris” sucede próximo al primer aniversario de lo que ocurrió, (de hecho,
en mi caso, aquello fue un 29 de noviembre, y Marsupi nació el 27 de noviembre del año siguiente, es decir, el
mismo fin de semana justo un año después estábamos en el hospital por una causa
totalmente distinta).
Pasar por esto implica sentir
que no hay control posible en el embarazo. El miedo, el
pánico, la angustia se apropian de ti en cuanto ves el positivo, y con mayor
fuerza en la medida en que se acerca la fecha fatal (en mi caso 12 + 2). Una
vez que pasa esta fecha y vas viendo cómo tu bebé crece sano y fuerte vas
tranquilizando una parte de ti, aunque siempre estarás alerta. Pero poco a
poco, debes hacerte fuerte y trasmitirle a tu “bebé arcoÍris” las ganas que
tienes de verlo y abrazarlo (y lo contenta que estas porque él/ella esté ahí).
Esta es mi más sincera ( y dolorosa) experiencia personal…
Aprovecho el post para
agradecer a Isasaweis su respuesta a mi email, que me llenó de ilusión y
alegría, y al ver que estaba embarazada consideré que SI SE PUEDE. Como también agradecer a E. una amiga mía que le ocurrió lo mismo y sentí una inmensa alegría al verla
con su barrigota paseando. O a ti A., que fuiste tan importante durante la
preparación de nuestra boda y pude comprobar cómo te pasó lo mismo y luego, la
felicidad lleno tu casa y me dijiste, en esas interminables charlas por facebook: “cuando le veas la carita sabrás que él
era quien tenía que nacer”, ¡qué gran verdad! .Y cómo no a ti E., quién hace poco me contó su
caso, y ella sabe que la estoy esperando para que me de esa noticia tan maravillosa y nos
vayamos al “chino” para celebrarlo.
Una vez leí, que a veces estas
cosas ocurren porque si hubiera nacido en esas circunstancias que parecían
idóneas, el entorno y condiciones que le/la habrían acompañado lo/la habrían
hecho infeliz. Y no sé, ante esto, resulta beneficioso intentar agarrarte a lo
que parece que justifica tu dolor.
Os regalo una frase que se me ocurrió mientras escribía este post: “Soñar que puedes conseguir algo, es prometer con el alma”.
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